viernes, 14 de noviembre de 2014

Entrevista a PowerPaola: “¿Por qué un sudamericano siempre tiene que hablar desde la política y desde la violencia? ¿Porque no tenemos el derecho de contar nuestras historias cotidianas?” (Primera Parte)


Por Gabriel Zárate 

PowerPaola (Paola Gaviria), artista gráfica colombiana, nacida en Quito y radicada en Buenos Aires  es la historietista más talentosa de su generación en Latinoamérica. El éxito y reconocimiento internacional del libro de culto “Virus Tropical”, respaldan su trayectoria y la convierten en protagonista central del resurgimiento de la historieta en Sudamérica. Paola Gaviria tuvo la gran gentileza de concedernos esta entrevista, el reciente septiembre en Buenos Aires y reiteramos nuestra gratitud por ello. PowerPaola es una de las invitadas al Festival Internacional de Historietas “Lima en Cuadritos”: “Las nuevas mujeres maravilla”. 

Paola, tu formación es de artista plástica,  y tu inclinación por el dibujo fue muy precoz. Coméntanos sobre tu elección por la pintura como profesión y el arte gráfico como vocación. ¿Cómo decides estudiarlo y desde qué momento se empieza a gestarse la creadora que hay en ti?
 

El primer estudio académico que tuve se llamaba expresión artística,  fue en la Universidad de Javeriana de Cali y yo era una especie de conejillo de indias de una carrera que luego se iba abrir como Artes Plásticas y lo interesante era que uno podía ver desde diferentes disciplinas otras disciplinas.  Es decir, un semestre estudiábamos expresión musical y desde la música veíamos a las plásticas, al teatro, a la literatura y a la misma música. Entonces cada semestre era enfocado en una disciplina artística distinta de las mencionadas. Eran dos años de estudio y eso me abrió panorama, porque yo tenía inclinación por el teatro, quería ser actriz, estudiaba teatro con Enrique Buenaventura (1925-2003), quien era un gurú del teatro latinoamericano de los sesentas, además siempre dibujé y pinté.
 

Me di cuenta muy rápido que lo mío era el mundo de la pintura, el dibujo y las artes plásticas, más que el ser actriz, sin embargo el performance continuó interesándome. Luego fui a Medellín para estudiar artes plásticas, yo siempre dibujé pero en ese momento el dibujo era considerado un arte menor. Donde estudié no había especialización en dibujo sino en pintura, grabado, escultura, cerámica, entonces lo más cercano era la pintura, ¡igual, siempre me gusto pintar!, tenía unos cuadernos al lado de mis pinturas, unos cuadernos que yo llenaba, pensando que eran bocetos de algo por realizar después, en parte eran como bitácoras de viaje, cuadernos donde yo escribía y dibujaba.
 

Luego me gané una residencia artística en Francia (“Cité Internationale des Arts”, de París) y si bien me dedicaba a la pintura y trabajaba con una galería en Colombia, en Francia se me abrieron más los ojos, me percaté que el dibujo estaba presente en muchas cosas, no solo en galerías de arte contemporáneo, sino en espacios donde había historieta. El dibujo estaba metido en la publicidad, hacia parte de la cultura y empecé a tomármelo más en serio, comencé a llenar libretas de la experiencia en Francia, aprendiendo palabras, dibujando lo que veía y seguía pintando.
 

Bueno, esto ya lo he contado varias veces pero fue en una galería en París que se llamaba Miss China, donde hubo una convocatoria para mostrar el trabajo de uno y fui a mostrar mis pinturas, también mostré mis libretas. A la galerista no le interesó para nada mis pinturas, lo que le interesó fueron mis libretas y mis dibujos, fue ahí que pasé la convocatoria e hice una pintura en la pared que la iba pintando todos los días. Era un calendario del mes de agosto y al mismo tiempo hice una exposición de mis libretas.
 

En las libretas habían cosas muy diferentes, unas no estaban pensadas como un tema y otras si tenían un tema, una narración de principio a fin, por ejemplo: Un viaje imaginario por Colombia.  Tenía una libreta que era eso, un recorrido imaginario por Colombia desde Francia, desde mi cabeza, poco a poco empecé a meterme en las librerías de historietas y a leer comics porque una vecina mía, que también era dibujante, me comenzó a prestar novelas gráficas  y yo nunca había visto eso, estaba criada con el humor gráfico, no sabía que con la historieta se podía tocar otros temas…
 

¿Qué influencias tiene el estilo gráfico que eliges para “Virus Tropical”, desde el universo de las plásticas? ¿Cuáles son las obsesiones plasmadas en tu dibujo que han reflejado tu original espíritu y un estilo propio de autor?
 

Siempre me interesó el arte románico, el medieval, el primitivista, me gustan las pinturas rupestres, la simbología inca. En mi casa había libros de símbolos y de cultura medieval, por parte de mi padre, porque fue teólogo y tenía abundantes libros religiosos  que no solo tenían que ver con la religión sino con el arte en general, además estaba mi mamá que le gustaban las artesanías y el arte popular. Creo que esas dos influencias me marcaron. Lo que más me atraía de la pintura y el dibujo era los dibujos egipcios, islámicos, indios, de las culturas, históricos, los rupestres, eso siempre me llamó la atención y cuando empecé a hacer “Virus Tropical”, las portadas del Virus me fueron inspiradas por los dibujos religiosos del Medioevo.
 

Yo quería ser como primitivista latinoamericana, también es el dibujo que hago, pero muy inspirado en el Art Brut, que es lo que más me gusta, en el outsider. Me parecía que la historia necesitaba ese tipo de dibujo porque es una historia familiar, que tiene que ver con dos culturas, la ecuatoriana y la colombiana, y el dibujo debía ser fiel a esas culturas. Quería que se viera lo inca, lo chibcha. Nosotros somos amateurs en el mundo de la historieta, porque a pesar de que haya historieta en Colombia y Ecuador, nunca ha sido muy valorada, hubo episodios de eclosiones de historietistas pero luego desparecieron. No hay una continuidad de la historieta. Ahora gracias a internet, y que varios se unieron, se logró un equipo grande, con más personas, pero antes había gente asilada, encerrada en su casa haciendo historietas.
 

Los autores no estaban integrados y recién se está formando una tradición…
 

Si…
 

Coméntanos sobre los autores de comics que lees, a que línea o estilo pertenecen.
 

Al principio leía mucho a las mujeres, encontraba en ellas una sensibilidad particular, era lo que más me atraía. Me dejé llevar por el dibujo antes que por la historia. Cuando veo un libro, si el dibujo me atrae generalmente es porque tiene algo como muy gestual, no tan virtuoso, más brutal. Ese tipo de dibujo me atrae más que el de línea clara, pero es un poco ridículo decir eso, porque Chris Ware también me atrapó. Me pregunto, si solo hubiese visto su dibujo quizá no me hubiera atrapado tanto Chris Ware, son sus historias las que me han atrapado, me gusta la mezcla de unas historias muy fuertes, nostálgicas, desesperanzadoras, que tengan esa tristeza, pero con un estilo limpio, claro, una línea perfecta. Esa mezcla me gustó al principio, pero lo primero que siempre me llama la atención es el dibujo, que se note que está hecho a mano.
 

Los primeros autores que leí, obviamente, como siempre repito, son Julie Doucet quien fue la primera que me cambió, me abrió la mente, Aline Kominsky, Debbie Drechsler. Luego empecé a leer a Ulli Lust y a Noga Rauch, una chica que dejó de hacer comics y es israelita, con ellas me empecé a identificar en el comic, con la visión femenina. Me impresionaba mucho que contaran cosas sin vergüenza y yo tenía unas ganas tremendas de hacer lo mismo. Leyéndolas a todas ellas me dije: ¡Bueno, si todas ellas lo han hecho porque yo no soy capaz de hacerlo!
 

Luego en cuanto a los hombres me gusta mucho David Galliquio, como que tiene esa cosa muy peruana. Me gusta mucho ese universo que tiene que ver con la pintura de Brueghel, que son un montón de detallitos, con El Bosco, me encantan ese tipo de pinturas donde pasan muchas cosas ahí, a la vez…
 

Eres la primera historietista de tu generación en Sudamérica en escribir una novela gráfica como autora integral. Publicada en Colombia, Argentina, España, Francia, recientemente en el Perú, “Virus Tropical” se ha convertido en un referente ineludible para el comic contemporáneo hispano. ¿Has reflexionado sobre las posibles razones de su indiscutido éxito? Aparte de su calidad estética/narrativa, ¿es probable que plantees problemáticas vivenciales con las que los lectores se sientan identificados?
 

Pienso que tiene que ver con un momento en particular, pues si yo no la hacía seguro otra persona la hacía. Justo el momento en que salió “Virus Tropical” muchos de nosotros estábamos siendo públicos y visibles en las redes sociales. Todos empezaban a contar su vida desde su propio lugar, algunas personas tomándose fotos con su familia, con sus novios, en sus fiestas, subiéndolas a Facebook y decidí hacer lo mismo pero en dibujo e historieta. Creo que en ese momento mucha gente empezó a interesarse por la vida del otro, porque todos estábamos perdiendo un poco esa privacidad, “Virus Tropical” tiene algo de ello.
 

En Colombia, o mi familia en Medellín me dijeron: “Porque contaste eso” y a mí no me parece que sea tan grave lo que conté, no me parece que esté contando algo terrible de mi familia ni que los estoy dejando en un mal lugar, simplemente estoy narrando la historia de una familia, que es la mía, pero cuando está en el libro deja de ser mi familia y se vuelven unos personajes aparte, que ya no tienen que ver conmigo.
 

Interesante lo que has dicho, porque mencionas una influencia extra artística, que es cultural y de época como son las redes sociales, esta gran comunidad virtual donde  todos nos estamos enlazando  y sabemos cada vez más sobre la vida del otro. Esa influencia tú la percibes en la génesis de “Virus Tropical”…
 

Sí. Mi trabajo siempre fue autobiográfico, he tratado de encarar otras cosas pero las sigo encarando desde la autobiografía, tal vez ya no soy tan explícita como en “Virus Tropical”, tal vez cuento las historias más autoficcionadas, pero me interesa contar la vida cotidiana. Es mi tema, así como Cézanne pintaba las frutas o Balthus a las personas, a mi me interesa mi vida y la vida en general, no solamente la mía, al hablar de la mía hablo de la de todos. En “Virus Tropical” algo que tiene que ver con que le haya ido bien es que mucha gente de mi generación se siente identificada con lo que cuento, y no tiene nada que ver con que sea colombiana o ecuatoriana. Si un lector en Francia se siente identificado con una historieta de alguien del tercer mundo, pues le ha ido muy bien al libro allá, es porque habla de una generación, de un lugar en particular, con una forma de pensar de ese momento que seguramente va a cambiar y está cambiando.
 

Una de las posibles respuestas del éxito es que el libro es como una foto de época, eso ha contribuido a que los lectores puedan sentirse identificados contigo, tu vida refleja la vida de una generación, con temáticas e inquietudes comunes, como la infancia y la adolescencia en un contexto globalizado.
 

Si, uno también con la música puede darse una idea de lo que estaba pasando en aquel momento, eso me parece importante.
 

Una cosa que sorprende de “Virus Tropical” es la naturalidad con que los personajes se enfrentan a situaciones conflictivas.
 

Me gusta la idea de mirar la vida así, sin tanto drama, yo soy muy dramática, pero también tengo una posibilidad de burlarme de ese dramatismo mío y devolverlo en el dibujo. ¡A todo el mundo le pasan cosas horribles, duras, difíciles, todos tenemos traumas! ¡No soy tan especial por haber vivido de esta manera!, “¡todos tenemos una historia que contar!”, como que un poco lo que hago es hacérmelo a mí misma, mostrarme la vida que es así y que va seguir siendo así y no hay un lugar estable donde todo va a estar bien, divino, perfecto. No, no es así, hay cosas lindas y cosas horribles, así misma es la vida y me gusta que el lector le ponga el énfasis donde quiere y lo vuelva trágico o no. Hay gente que me dice: “Que terrible lo que te pasó con el Papa” y otros se cagan de la risa y eso es lo que me interesa, que el mismo lector con su propio mundo y universo termine de hacer ese énfasis, ¿no?, que le suba el volumen a ciertas cosas y que diga “terrible eso” o se cague de la risa y diga “muy chistoso lo que le pasó”…
 

El tema urbano es básico en “Virus Tropical”, estamos muy acostumbrados a esta imagen de exportación de la América latina “autóctona y salvaje” y justamente hay referentes y códigos culturales vinculados a la clase media citadina y que por ello son universales. Esto ha podido ambientarse en otro país y siempre sería un retrato generacional.
 

También creo que el hecho de haberme movido en tantos lugares me ha ayudado a mirar distinto desde afuera mi país, y ver mi cultura desde afuera. Cuando uno esta tan adentro no la ve, piensa: “¡El mundo es así y ya está!”, no te cuestionas lo que sucede. Cuando sales recién te das cuenta: “¡Ah, no es normal tener amigos mafiosos y balaceras y carros bomba!”, pensé que era re normal, crecí de esa manera, tenía amigos hijos de mafiosos. Viví en una cultura bastante lejano oeste, pero para mí era lo más normal del mundo en mi adolescencia. Verlo desde afuera hace que todo lo que describo se vuelva medio mágico: “¡No es posible que yo haya vivido eso y que no me haya dado cuenta!”, que haya sido tan increíble…
 

Tengo un montón  de recursos y cosas que solo por verlas desde afuera me hacen poder subirles el volumen, bajárselo o mostrarlo tal como es, porque así fue. Mucha gente me critica: “¡Porqué no hablo de la violencia en mi país!”, bueno si yo quisiera hablar de la violencia en mi país habría que hacer otra novela. Yo quería hablar de mi familia. ¿Por qué un francés si puede hablar de su familia y no tiene que hablar de la violencia? ¿Por qué un sudamericano siempre tiene que hablar desde la política y desde la violencia? ¿Porque no tenemos el derecho de contar nuestras historias cotidianas y ellos si pueden contarlas?
 

“Historietas Reales” es la plataforma virtual, que junto a la revista Fierro, contribuyeron a relanzar el comic en Argentina, un país con una gran tradición de historieta de enorme calidad y fue en “Historietas Reales” donde se publicó semanalmente  Virus Tropical. ¿Cómo llegaste a publicar en “Historietas Reales”? Después de haber vivido en diversos países del mundo ¿cómo llegaste a Argentina? y ¿por qué Buenos Aires es la ciudad que has elegido (por el momento) para radicar? ¿Cuáles son las condiciones de trabajo, de vida o de oportunidad desde vínculos culturales que encontraste aquí?
 

Yo vivía en Australia, con mi ex y habíamos hecho un viaje por tierra desde Colombia hasta Argentina durante tres meses y de acá de Argentina recién nos fuimos a Australia y quedamos enamorados de Argentina. Ya había hecho ese viaje sola, hacía mucho tiempo y me encantó. Cuando vivimos en Australia trabajamos en una cocina, él era repartidor de alimentos y yo trabajaba como ayudante del chef cortando verduras. Luego que se acabó la Maestría de él, dijimos nosotros: “No tenemos ganas de volver a Colombia, queremos seguir viajando, pero ¿cómo hacemos?, ¿qué hacemos para vivir en algún lugar?”, nos decíamos, “¡porque no nos vamos a vivir a Argentina!”. En Australia cuando trabajas y te vas, te devuelven todos los impuestos, te dan un montón de dinero y acordamos: “Vámonos a vivir con esa plata un año a Argentina, tú te dedicas a escribir, yo me dedico a dibujar y vamos viendo”.
 

Nos vinimos para acá y justo antes de llegar a Buenos Aires me escribió Tomás Nomás, de Colombia, muy amigo de Joni B., y me dijo: “Vamos a ir con Joni a Buenos Aires”, entonces éramos amigos virtuales, yo no lo conocía, “vamos a exponer en el LDF”, un espacio de Ernan Cirianni con Juana Neumann, “me enteré que tú también vas para allá, ¿quieres participar en la exposición?”,  y le dije “oye de una me encantaría”. Llegué a Buenos Aires y justo hicieron esa exposición ellos dos, Tomás y Joni, me invitaron a participar y Ernan como a la semana me dijo: “Haces parte de “Historietas Reales”. No tenía ni idea que era “Historietas Reales”, jamás lo había visto, no sabía nada. Dije: “¿Qué es eso?”, Ernan me respondió: “Es un blog donde uno publica cada semana, tienes que empezar a publicar a partir del próximo viernes”. “¡Bueno…!”. Yo llevaba muy poco en el mundo de la historieta, empecé a hacer historietas en Australia y las subía a mi blog, pero todavía tenía mucha vergüenza porque no sabía de historietistas y me parecía estar en un lugar donde se van a dar cuenta de ello y así empecé a subir mis comics a “Historietas Reales”.
 

Luego nos fuimos de Argentina, solo vivimos un año acá, y hace tres años Enrique, mi ex, me dijo: “Tengo ganas de hacer un doctorado en teatro y es casi gratis en Argentina, ¿por qué no nos vamos para allá?” y le dije: “¡Listo!” y nos vinimos para acá. Hace dos años nos separamos y yo me decía: “¡Para que me voy a volver, si puedo trabajar desde cualquier lugar!”. En realidad no necesito estar en un lugar fijo para poder dibujar, produzco viajando, no trabajo para Argentina, casi todo es para Colombia.
 

Ahora estoy con la animación de “Virus Tropical” en Colombia y como ganamos un Premio, tengo un sueldo colombiano, con el que vivo muy bien en Buenos Aires. No podría vivir de la misma manera en Colombia porque es mucho más caro. Allá no podría vivir sola, el transporte esta subsidiado acá. Tengo unas condiciones, una calidad de vida que no las tendría en Colombia, por eso básicamente me quedé. Ya no estoy viviendo con alguien, no es tan fácil, antes entre dos podíamos sobrevivir, ahora estoy sola, me toca pagar mis cuentas a mi sola. En el momento en que me separé me dije: “¿Cómo voy a hacer?”, además yo no quiero hacer otra cosa que dibujar. Bueno, la mejor manera es estar en Buenos Aires. Me gusta también la movida del dibujo, los amigos que tengo, me volví a enamorar…
 

Hay una tradición del comic muy solida en Argentina, es un gran espacio cultural, eso también influyó, me imagino…
 

Si, totalmente, igual voy a Colombia y suceden allá unas cosas increíbles  que no pasan acá, como las ediciones independientes, pero bueno, tengo la posibilidad de ir y volver, de estar aquí, de estar allá y me gusta, mientras sea así está genial.      
 

Marjane Satrapi es una de tus mayores influencias modélicas, pero a diferencia de “Persepolis”, historieta autobiográfica de contenido político, diseñada para que el lector occidental comprenda lo que significó la revolución en Irán, “Virus Tropical” se mueve en un auto biografismo costumbrista, cotidiano. ¿Porque la obsesión por narrar la historia de vida de tu familia? ¿Lo percibes como una forma de exorcizar fantasmas propios de un hogar problemático? ¿Que representó para ti describir tú propia historia plagada de encuentros y desencuentros, de aprendizaje de vida  empleando el lenguaje del comic y contigo, como protagonista central?
 

Recuerdo que cuando leí “Diario de Nueva York” de Julie Doucet, me dije: “¡Yo quiero contar la historia de mi familia!”, sabía perfectamente que historia quería contar, la tenía adentro, desde que mis padres me concibieron hasta mis 18 años, quería contar esa historia, lo que pasa es que no sabía como contarla. Cuando leí “Persepolis” me dije: “Esa es la manera, por capítulos”. Gracias a “Persepolis” entendí la estructura que requería hacer y aparte estaba leyendo otro libro, una novela (“Flores en la nieve”) del escritor (austriaco) Gregor Von Rezzori (1914-1998), que hablaba también de su familia y por capítulos describía a cada personaje, su madre, su hermana y me pareció ideal: “¡Ah, bueno, voy a enfocarme en cada capítulo en un personaje de mi familia!”.
 

No tengo muy claro por qué esa historia, pero esa es la que tenía en la cabeza, la que yo quería contar, no tengo una razón para decirte: “Quería contar la historia de mi familia para exorcizar fantasmas”. Seguramente sí, pero es muy difícil encontrar una historia que uno quiera narrar de principio a fin, no es tan fácil encontrarla y cuando establezco cual es la que quiero contar, lo único que deseo descubrir es la estructura ideal, la forma en que la voy  a contar. Que no solamente sea interesante para uno, sino que sea interesante como una novela para otras personas, que la lean y se entusiasmen y que no digan: “Ay pobrecita Paola”, sino que digan, “es una novela”, que a pesar de ser una cosa autobiográfica esté también desligada de mi vida y que sea una novela que tenga unos personajes que son auténticos personajes, pues no son las personas.
 

En la narrativa literaria predomina, por lo general, una visión fatalista del mundo, cosa que no veo en tu novela gráfica  “Virus Tropical”, el personaje supera etapas problemáticas, es muy fuerte anímicamente, sale adelante, no se hunde…
 

Como dije al principio, soy muy dramática. Me acuerdo cuando pintaba en la escuela y una vez un profesor me dijo: “¿Porque todas las chicas quieren ser Frida Khalo y sufrir?”. Me quedé pensando: “¡Cual es el tema de siempre, de mostrarse uno como una mujer sufrida, como si la vida fuera solamente eso!” A pesar de que a mí la vida me toca bastante, me desbordo a veces y me da tristeza un montón de cosas, también tengo una parte súper optimista  y me gustaría alzarle el volumen. Me parece más divertido contar una historia tal como es sin ponerle tanto drama, lo que dije antes, que el lector se lo ponga, si quiere…
 

“Virus Tropical” parece una novela gráfica influenciada más bien por el comic alternativo norteamericano, una autentica obra de autor independiente. ¿Percibes que tu estilo de narrar y dibujar está ligado a una corriente generacional del público lector, quizá más ligado al rock, al cine que al comic?
 

Yo no sé… puede que tenga que ver con mi generación, eso sí, uno siempre está ligado a su generación y no puedes alejarte de ello, seguramente, pero cuando dibujo no me planteo a que está ligado, hay una línea que cada persona tiene, que no se puede medir, como que en el dibujo uno no puede mentir…
 

Son estímulos que fluyen…
 

Sí, que salen de esa manera, obviamente yo investigo un montón, así parezcan mis dibujos que son muy fáciles de hacer, cada tema lo busco. A mí me interesa cierto tipo de dibujo, así como en el dibujo virtuoso también hay cosas que me encantan, pero me gusta que se vean otras cosas, que uno no solamente diga: “¡Que buen dibujante!”, “¡Qué bien hecho el dibujo!” ¡No!, a mí me gusta que algo pase además de eso. El dibujo no es bueno simplemente porque se parezca a la realidad y lo hemos visto a través de la historia del arte. Gracias a la fotografía nos pudimos desligar de la perfección y del realismo, ¡bueno, listo, si quieres algo perfecto y realista tómale una foto! Si tienes la posibilidad de darle un gesto, un sentimiento a lo que estás viendo… para ello si existe esa posibilidad de dibujar de una manera mucho más conectada con las vísceras.
 

Hace años escuche esa idea: La fotografía acabó con el realismo en la pintura y a los pintores solo les quedó romper con la representación gráfica de la realidad.
 

Hay un libro de David  Hockney y un documental que habla sobre como se cree que las pinturas del renacimiento son perfectas: “¡Hay que bien que dibujan, que perfecto!”, pero esos pintores tenían también sus métodos para poder observar y era como una especie de calcar, que tiene que ver con la fotografía. No es que dibujaban así de la nada, también tenían su photoshop de la época, que lograban que los cuadros fueran más realistas. Bueno, si existen todos esos métodos y tú crees que tu alma, tu forma de pensar va con ello, ¡perfecto! Mientras más posibilidades haya para la pintura, el dibujo, la historieta, más interesante va a ser, porque tiene variados caminos, pero pensar que uno tiene que hacerlo de cierta manera para gustarle al público.
 

Si yo hubiera pensado que quería ser exitosa jamás hubiera hecho “Virus Tropical”, sinceramente nunca me imaginé que me fuera a ocurrir con el estilo de dibujo que tenia, de hecho cuando yo estaba en “Historietas Reales” me sentía un poco avergonzada de no dibujar como ellos, pero es que no voy a fingir algo que no soy, no me sale, no me voy a poner a calcar, y tratar de aparentar algo que no me sale y que no tiene nada que ver conmigo.
 

Entonces no fue tanto  la influencia del cómic alternativo, lo cual es fácil asociarlo, sino fue un estilo que brotó de ti, por una serie de condicionamientos previos…
 

Si, por mis gustos. Seguramente me atrae más el comic alternativo, que Marvel y DC evidentemente.
 

Pero tienes una formación de artista plástica y toda una concepción estética que predomina y proviene de tu etapa anterior…
 

Si uno ve mi trabajo de antes, que no tiene que ver con el cómic, se da cuenta que no es una pose lo mío, es lo que me sale.

Segunda Parte: 

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