domingo, 8 de febrero de 2015

Francia a un mes del atentado terrorista islámico contra el “Charlie Hebdo”


(EFE) Francia trata todavía de sobreponerse al atentado terrorista contra el semanario satírico Charlie Hebdo, ocurrido hace un mes, mientras se pregunta qué pudo fallar en su sociedad para que prendiera así el radicalismo. El 7 de enero, Francia sufrió el peor atentado terrorista sobre su territorio en medio siglo y el comienzo de tres días de pesadilla en los que los hermanos Kouachi y Amedy Coulibaly acabaron matando a 17 personas, antes de ser abatidos por la policía. Hace un mes, Said y Cherif Kouachi entraron armados con kalashnikov en la sede del Charlie Hebdo —que había sido amenazado y atacado en el pasado por publicar caricaturas de Mahoma— en el centro de París, y mataron a doce personas, entre ellas cinco de los dibujantes más prestigiosos del país.

El impacto provocado por el ataque, seguido por el asesinato de una policía municipal el día siguiente y de otras cuatro personas en un supermercado judío dos días después, generó una corriente de unidad nacional encarnada en la gran movilización del 11 de enero bajo el lema 'Je suis Charlie' ('Yo soy Charlie'). Aquellas masivas manifestaciones, que sacaron a las calles de todo el país a millones de personas, dieron nombre al llamado "espíritu del 11 de enero" sobre el que el presidente, François Hollande, y su Gobierno han tratado de construir una serie de iniciativas, principalmente de seguridad y de regeneración moral. Ahora, políticos y medios de comunicación ponen en duda la vigencia de ese consenso.

Si el espíritu existe: "Si el espíritu del 11 de enero existe...", titula su editorial de este sábado el diario Le Figaro para reclamar una política penitenciaria más dura a la ministra de Justicia, Christiane Taubira, centro de las críticas de la derecha. Para ese periódico conservador, el espíritu del 11 de enero es sobre todo "una demanda apremiante de seguridad". Las fuerzas de seguridad, apoyadas por el Ejército, continúan en estado de alerta dentro del dispositivo Vigipirate, por el que lugares como las redacciones, las sinagogas o las escuelas judías gozan de una protección especial las 24 horas del día. Eso no ha evitado altercados como el del pasado martes en Niza (sur), cuando un hombre con antecedentes penales agredió con arma blanca a tres militares que protegían un edificio de instituciones judías en Niza, dos de los cuales resultaron heridos. Pese a ello, la conmoción que ha seguido a los atentados parece, según todas las encuestas, haber beneficiado políticamente a Hollande, quien, coinciden hasta sus rivales más encarnizados, supo "estar a la altura" de las circunstancias.

Propuestas como la creación de un servicio cívico voluntario para los menores de 25 años o una reforma educativa que se está ultimando pretenden corregir la desafección que siente una gran parte de la juventud francesa hacia los "valores republicanos". Tras los atentados del Charlie Hebdo, se pidió un minuto de silencio en todos los establecimientos escolares, que fue vulnerado en varios colegios por parte de los alumnos. La libertad de expresión, uno de estos principios fundadores de la República que se han puesto en tela de juicio, también ha sido sometida a examen, con un número apreciable de voces que se han desmarcado del eslogan 'Yo soy Charlie' y que se han mostrado críticos con las caricaturas "ofensivas" para los musulmanes.

El último de ellos ha sido el historiador izquierdista Emmanuel Todd, quien en declaraciones esta misma semana cargó contra la "santificación" del semanario y recordó que entre los millones de franceses que participaron en las manifestaciones no estaban los jóvenes de la periferia, en su mayoría de origen inmigrante. Mientras, símbolo de la masacre, la atacada sede del Charlie Hebdo, en el distrito XI parisino, se ha convertido en un altar civil que presenta a sus puertas cartas, flores, carteles, pintadas y dibujos en memoria de los fallecidos. Los turistas y los parisinos no dejan de fotografiarse en un lugar que se ha convertido en la memoria de una revista que sigue sin dejar indiferente: en su número especial tras el atentado, que tiró más de siete millones y medio de ejemplares, volvió a sacar en portada a Mahoma. Tras un silencio de varias semanas, el Charlie Hebdo volverá a la calle el 25 de febrero. (EFE).

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